Finalmente la aventura nipona ha acabado... o casi. Ahora estoy en el aeropuerto de Kansai para intentar volver a casa. Digo intentar porque han cambiado la hora del avión (de las 11:00 a las 14:10) y encima va con retraso...
Seguramente perderé el vuelo de conexión y no sé si me tocará pasar noche en Franckfurt. Ya veremos!
De todas formas, todavía tengo algunas entradas pendientes... Un mes da para mucho! :)
martes, 1 de diciembre de 2009
Kouyasan
El otro día un grupo de personas que había conocido en la universidad propusieron ir a Kouyasan, una montaña cerca de Osaka (bueno, a una hora y media en tren). Por diversos motivos (sobre todo trabajo! los estudiantes aquí tienen muchísimos proyectos que hacer), finalmente el grupo se redujo a una chica japonesa y yo. Bueeeno, al menos una excursión que no voy sólo!
Desde la estación de Kyoto cogimos un tren expreso hasta Osaka. Como siempre, tocó ir de pie. Por eso normalmente prefiero el tren はるか (haruka), porque voy sentadito tranquilamente. Pero claro, es más caro y mi compañera de viaje no tenía el Japan Rail Pass.
Nos plantamos en Osaka y desde allí cambio al Loop para ir hasta ShinImamiya. Después había que cambiar a un tren privado y tocaba pagar. Compramos el billete combinado de tren, funicular y autobús y además obtener varios descuentos (tal vez no hubiera sabido hacerlo sólo...).
Tren hasta Gokurakubashi (puente hacia el cielo) y luego funicular (con una pendiente considerable) hasta nuestro destino Kouyasan.
Desde allí seguimos el camino de las Peregrinas, una ruta de unas 3 horas que nos llevaría por la montaña y algunos templos. El camino fue fácil y con unas vistas preciosas. La niebla hace que la montaña tenga un aire espiritual, además de que es destino de multitud de peregrinaciones desde todo el país (debido a los numeroso templos).
Se me hizo muy corto. Entre la charla (en inglés y un poco de mi limitado japonés), que el camino no era muy complicado y las impresionantes vistas sin darnos cuenta estábamos en el punto final. De camino vimos algunos templos, pero sobre todo altares shinto. Destaco sobre todo que hicimos la excursión totalmente solos. No es muy habitual mirar a tu alrededor en Japón y no ver a nadie, siempre hay mucho gente para todo!
Comimos en un restaurante baratillo en la montaña. Curry con arroz para mi ya que todavía no había probado aquí. Antes de volver a Kyoto decidimos ver un templo grande que nos pillaba de camino. Qué decisión más buena! Creo que es el mejor jardín zen de piedras que he visto (incluso superando al Ryoanji de Kyoto). Por supuesto, la tranquilidad de no tener decenas de personas alrededor también ayuda. Tomamos té en una gran sala habilitada para ello con tatami y arreglos florales. Muy bonito!
Después de esto, autobus, funicular y tren para Kyoto. Una excursión que recomiendo si se desea ver cosas chulas y caminar por la naturaleza con muuucha tranquilidad!
Desde la estación de Kyoto cogimos un tren expreso hasta Osaka. Como siempre, tocó ir de pie. Por eso normalmente prefiero el tren はるか (haruka), porque voy sentadito tranquilamente. Pero claro, es más caro y mi compañera de viaje no tenía el Japan Rail Pass.
Nos plantamos en Osaka y desde allí cambio al Loop para ir hasta ShinImamiya. Después había que cambiar a un tren privado y tocaba pagar. Compramos el billete combinado de tren, funicular y autobús y además obtener varios descuentos (tal vez no hubiera sabido hacerlo sólo...).
Tren hasta Gokurakubashi (puente hacia el cielo) y luego funicular (con una pendiente considerable) hasta nuestro destino Kouyasan.
Desde allí seguimos el camino de las Peregrinas, una ruta de unas 3 horas que nos llevaría por la montaña y algunos templos. El camino fue fácil y con unas vistas preciosas. La niebla hace que la montaña tenga un aire espiritual, además de que es destino de multitud de peregrinaciones desde todo el país (debido a los numeroso templos).
Se me hizo muy corto. Entre la charla (en inglés y un poco de mi limitado japonés), que el camino no era muy complicado y las impresionantes vistas sin darnos cuenta estábamos en el punto final. De camino vimos algunos templos, pero sobre todo altares shinto. Destaco sobre todo que hicimos la excursión totalmente solos. No es muy habitual mirar a tu alrededor en Japón y no ver a nadie, siempre hay mucho gente para todo!
Comimos en un restaurante baratillo en la montaña. Curry con arroz para mi ya que todavía no había probado aquí. Antes de volver a Kyoto decidimos ver un templo grande que nos pillaba de camino. Qué decisión más buena! Creo que es el mejor jardín zen de piedras que he visto (incluso superando al Ryoanji de Kyoto). Por supuesto, la tranquilidad de no tener decenas de personas alrededor también ayuda. Tomamos té en una gran sala habilitada para ello con tatami y arreglos florales. Muy bonito!
Después de esto, autobus, funicular y tren para Kyoto. Una excursión que recomiendo si se desea ver cosas chulas y caminar por la naturaleza con muuucha tranquilidad!
domingo, 22 de noviembre de 2009
Festival
El viernes a la hora de comer fui a dar un paseo rápido por el Campus ya que estaban de preparativos por un festival que realizan anualmente. Durante 3 días (de sábado a lunes, ya que es fiesta nacional) los alumnos venden comida y realizan juegos en casetas que ellos mismos han montado.
Me recorrí rápido el campus y decidí salir ya que vi las montañas al fondo y no parecían lejos. De hecho, en 5 minutos ya estaba al lado y pude visitar un pequeño templo sintoísta. Justo antes de llegar, me sorprendieron los gritos de un japonés que se dirigía a mi. Evidentemente, esto no es muy habitual, así que tenía mucha curiosidad por ver que quería... Después de preguntarme lo típico: de donde era, qué hago aquí, etc. me empieza a sacar panfletos de colores y con imágenes que me resultan familiares... Era un testigo de Jehová! Como le dije que ya conocía el tema (tengo familia que pertenecen a esta comunidad desde hace muchos años), se fue rápidamente. Pero no pude evitar sonreír camino al templo.
El templo no era gran cosa, pero me gustó descubrir uno así por casualidad. Desafortunadamente no tenía buen ángulo para hacer una foto de los bosques para registrar los colores del otoño. Eso sí, desde el templo empezaba un pequeño camino misterioso que se adentraba en lo profundo del bosque y que tal vez condujera a la guarida de Totoro! :)
Por la noche, fui al bar habitual para hacer una cerveza. Allí conocí a Mark, un profesor de la universidad que lleva 14 años viviendo en Kyoto (a las afueras, realmente). Sabe mucho de cerveza y está escribiendo un libro sobre las de Japón (donde desde hace no muchos años las microcervecerías pueden producir cerveza artesana). También se unió a nosotros el jefe del local y me presentó a su mujer y a una ronda de chupitos gratis. Mark además, nos invitó a una cerveza belga (tipo lambic) muy buena... no tan ácida como la Cantillon pero igual de sabrosa.
Al despedirnos, el jefe de local, un irlandés orondo y simpático me dio un abrazo y dos besos! Supongo que me vio falto de cariño! :)
En cuanto al festival y su preparación, me resultó curioso ver que era más fácil ver chicas aporreando con los martillos que chicos! Algunas de las casetas están muy bien montadas (para estar hechas en un día), con bancos, barras y con reservados para comer o tomar bebidas.
El sábado me fui al campus para ver como las casetas cobraban vida. Qué curioso! Desde que entras todos intentan vender su comida. Gritan, anuncian, te persiguen! Desde churros, sopa, tacos, creppes hasta yakisoba, puedes encontrar de todo... Hay un bar, por ejemplo, donde las chicas están vestidas de policía (en plan sugerente). Otro donde la camarera es un chico (vestido como una sirvienta, con cofia y todo!).
Los más populares son los de creppes y los de buñuelos de pulpo (takoyaki). He probado la comida de varias casetas, y pese a que, evidentemente son aficionados, la comida es razonable.
En el escenario había un concurso donde 6 presentadores hacían el payaso y la gente interaccionaba mucho (saliendo al escenario a hacer juegos). Realmente currado!
Después actuaban muchos grupos bailando, pero empezó a llover bastante y ha hacer mucho frío. Como no estaba preparado para ello me fui a casa antes de pillar un buen resfriado. Sólo comentar que los vi ensayando y eran realmente buenos!
Como curiosidad, sólo se sirve alcohol a partir de las 4 de la tarde. La gente se lo pasa bien y no arma barullo (aunque no los he visto después de esta hora!)
Me recorrí rápido el campus y decidí salir ya que vi las montañas al fondo y no parecían lejos. De hecho, en 5 minutos ya estaba al lado y pude visitar un pequeño templo sintoísta. Justo antes de llegar, me sorprendieron los gritos de un japonés que se dirigía a mi. Evidentemente, esto no es muy habitual, así que tenía mucha curiosidad por ver que quería... Después de preguntarme lo típico: de donde era, qué hago aquí, etc. me empieza a sacar panfletos de colores y con imágenes que me resultan familiares... Era un testigo de Jehová! Como le dije que ya conocía el tema (tengo familia que pertenecen a esta comunidad desde hace muchos años), se fue rápidamente. Pero no pude evitar sonreír camino al templo.
El templo no era gran cosa, pero me gustó descubrir uno así por casualidad. Desafortunadamente no tenía buen ángulo para hacer una foto de los bosques para registrar los colores del otoño. Eso sí, desde el templo empezaba un pequeño camino misterioso que se adentraba en lo profundo del bosque y que tal vez condujera a la guarida de Totoro! :)
Por la noche, fui al bar habitual para hacer una cerveza. Allí conocí a Mark, un profesor de la universidad que lleva 14 años viviendo en Kyoto (a las afueras, realmente). Sabe mucho de cerveza y está escribiendo un libro sobre las de Japón (donde desde hace no muchos años las microcervecerías pueden producir cerveza artesana). También se unió a nosotros el jefe del local y me presentó a su mujer y a una ronda de chupitos gratis. Mark además, nos invitó a una cerveza belga (tipo lambic) muy buena... no tan ácida como la Cantillon pero igual de sabrosa.
Al despedirnos, el jefe de local, un irlandés orondo y simpático me dio un abrazo y dos besos! Supongo que me vio falto de cariño! :)
En cuanto al festival y su preparación, me resultó curioso ver que era más fácil ver chicas aporreando con los martillos que chicos! Algunas de las casetas están muy bien montadas (para estar hechas en un día), con bancos, barras y con reservados para comer o tomar bebidas.
El sábado me fui al campus para ver como las casetas cobraban vida. Qué curioso! Desde que entras todos intentan vender su comida. Gritan, anuncian, te persiguen! Desde churros, sopa, tacos, creppes hasta yakisoba, puedes encontrar de todo... Hay un bar, por ejemplo, donde las chicas están vestidas de policía (en plan sugerente). Otro donde la camarera es un chico (vestido como una sirvienta, con cofia y todo!).
Los más populares son los de creppes y los de buñuelos de pulpo (takoyaki). He probado la comida de varias casetas, y pese a que, evidentemente son aficionados, la comida es razonable.
En el escenario había un concurso donde 6 presentadores hacían el payaso y la gente interaccionaba mucho (saliendo al escenario a hacer juegos). Realmente currado!
Después actuaban muchos grupos bailando, pero empezó a llover bastante y ha hacer mucho frío. Como no estaba preparado para ello me fui a casa antes de pillar un buen resfriado. Sólo comentar que los vi ensayando y eran realmente buenos!
Como curiosidad, sólo se sirve alcohol a partir de las 4 de la tarde. La gente se lo pasa bien y no arma barullo (aunque no los he visto después de esta hora!)
jueves, 19 de noviembre de 2009
Arashiyama
Hoy no tenía programada ninguna reunión ni entrevista así que he ido a visitar Arashiyama. Este pequeño pueblo está al oeste de Kyoto y se llega en escasos 25 minutos.
Cuando he llegado lo primero ha sido coger el llamado "romantic train". Básicamente un tren que hace un recorrido muy corto pero con unas vistas impresionantes de los valles y el río. Creo que en verano es descubierto para mayor disfrute del personal.
En la taquilla he comprado los billetes de ida y vuelta, pero cuando he ido al otro mostrador para comprar los tickets del bote (lo explico luego), me han dicho que el de vuelta no es necesario... Así que otra vez a la taquilla y a intentar recuperar el dinero (600 nada despreciables yenes). No ha habido problema aunque debido a la cantidad de gente había he utilizado la táctica de "uy! soy un pobre extranjero que no se entera! la cola esta no es para mi, verdad?". Mientras esperaba en la estación me he comido un Doraemon... qué bueno!
Después del trayecto en tren (con "performance" incluida, un tipo disfrazado con una máscara paseando por el tren), tocaba coger un autobús que me llevara al embarcadero...
Allí nos esperaban los botes para bajar por el rio! Ha sido muy chulo, porque el río transcurre entre montañas cuyos bosques están cambiando de color. Y qué colores!!! Estoy seguro que las fotos no pueden ni de lejos reflejar lo que he visto. De hecho, creo que a partir de ahora voy a recomendar otoño para visitar Japón.
Cuando la barca hacía un poco el loco, el tipo que iba delante dirigiendo daba un salto espectacular y acababa con los brazos extendidos hacia arriba y con el palo para dirigir entre ellas. Al estilo "Son goku"! De hecho, es lo que han dicho las simpáticas japonesas que tenía al lado.
De vuelta a Arashiyama, he ido a ver un templo, o mejor dicho, su jardín y un poco del bosque de bambús. Por cierto, me han hecho la típica entrevista de alumnos de secundaria para practicar inglés (foto incluída). Me han hecho una pregunta sobre cultura japonesa y he acertado! La respuesta era "tatami"!
Todo muy chulo, pero había hambre, así que de vuelta a Kyoto (donde he aprovechado para echar una cabezadita al estilo japonés en el tren) y menú de tenpura (sí, lo he escrito bien) y soba (fideos de arroz).
Cuando he llegado lo primero ha sido coger el llamado "romantic train". Básicamente un tren que hace un recorrido muy corto pero con unas vistas impresionantes de los valles y el río. Creo que en verano es descubierto para mayor disfrute del personal.
En la taquilla he comprado los billetes de ida y vuelta, pero cuando he ido al otro mostrador para comprar los tickets del bote (lo explico luego), me han dicho que el de vuelta no es necesario... Así que otra vez a la taquilla y a intentar recuperar el dinero (600 nada despreciables yenes). No ha habido problema aunque debido a la cantidad de gente había he utilizado la táctica de "uy! soy un pobre extranjero que no se entera! la cola esta no es para mi, verdad?". Mientras esperaba en la estación me he comido un Doraemon... qué bueno!
Después del trayecto en tren (con "performance" incluida, un tipo disfrazado con una máscara paseando por el tren), tocaba coger un autobús que me llevara al embarcadero...
Allí nos esperaban los botes para bajar por el rio! Ha sido muy chulo, porque el río transcurre entre montañas cuyos bosques están cambiando de color. Y qué colores!!! Estoy seguro que las fotos no pueden ni de lejos reflejar lo que he visto. De hecho, creo que a partir de ahora voy a recomendar otoño para visitar Japón.
Cuando la barca hacía un poco el loco, el tipo que iba delante dirigiendo daba un salto espectacular y acababa con los brazos extendidos hacia arriba y con el palo para dirigir entre ellas. Al estilo "Son goku"! De hecho, es lo que han dicho las simpáticas japonesas que tenía al lado.
De vuelta a Arashiyama, he ido a ver un templo, o mejor dicho, su jardín y un poco del bosque de bambús. Por cierto, me han hecho la típica entrevista de alumnos de secundaria para practicar inglés (foto incluída). Me han hecho una pregunta sobre cultura japonesa y he acertado! La respuesta era "tatami"!
Todo muy chulo, pero había hambre, así que de vuelta a Kyoto (donde he aprovechado para echar una cabezadita al estilo japonés en el tren) y menú de tenpura (sí, lo he escrito bien) y soba (fideos de arroz).
lunes, 16 de noviembre de 2009
El apartamento
El apartamento que alquilé está en Kyoto, más bien hacia el norte donde se bifurca (o se juntan) dos ríos. Es pequeño pero bastante práctico.
Para empezar está en la planta 5 (5F). Eso sería un cuarto piso para nosotros ya que en Japón la planta 1 (1F) sería nuestra planta baja. No hay ascensor, así que me lo paso como un enano subiendo y bajando por las escaleras cada día.
La puerta de entrada no tiene llave si no que pulso un código para entrar. Lo raro es que la puerta no me salude para entrar, porque lo normal es que todos los aparatejos por aquí tengan un perfecto japonés (por ejemplo, los ascensores).
Al entrar lo primero es quitarse los zapatos. Cosa normal también en mi casa, pero aquí se diferencia un poco más ya que la zona donde se dejan los zapatos está más baja que el resto del suelo.
El lavabo y la ducha son zonas separadas. La ducha está pensada para que te limpies fuera de la bañera y luego utilices ésta para relajarte. Al menos así lo utilizan los japoneses. En mi caso uso la bañera para ducharme, que para mi es más práctico y rápido. Evidentemente en un onsen, baño público, sí que has de seguir el método local.
El lavabo es normal y la taza del water no es tiene "chorro limpiador" ni "aire" ni borde "calentito" como es la norma aquí. En cambio, el lavabo de donde trabajo sí que tiene todas estas cosillas. La gente no se lleva una novela para leer sino el manual para ver cómo funciona... Ah! Una buena idea: cuando tiras de la cisterna por la parte de arriba sale un chorrito de agua que va al depósito. Así que puedes aprovechar para lavarte las manos y no desperdiciar ese agua!
Una cosa curiosa es que en el lavabo se utilizan unas zapatillas diferentes al resto de la casa. Al principio me olvidaba bastante, pero ahora ya tengo esa costumbre. En sitios públicos, las zapatillas son muy diferentes a las normales para que te des cuenta rápidamente. En un onsen, las zapatillas eran de mujer, así que si te olvidabas se podían reir de ti considerablemente...
La cocina está junto con el comedor. No la he utilizado nunca ya que comer fuera es razonable de precio (hoy he comido por 800 Yenes) y me haría un lío con los productos de aquí.
El dormitorio está muy bien, cama grande (aunque no me hubiera importado tatami y un futón) y una televisión pequeña.
En el balcón está la lavadora y el tendedero. Esto me tiene loco. No consigo hacer una colada decente. El problema sobre todo es hacer que la ropa quede centrifugada. Me sale chorreando... y a ver quién es el listo que descifra los símbolillos raros para que salga bien.
Tal vez lo peor es la maldita bombilla que hay en medio del comedor. No la he roto ya de milagro ya que le he dado incontables cabezazos.
Para empezar está en la planta 5 (5F). Eso sería un cuarto piso para nosotros ya que en Japón la planta 1 (1F) sería nuestra planta baja. No hay ascensor, así que me lo paso como un enano subiendo y bajando por las escaleras cada día.
La puerta de entrada no tiene llave si no que pulso un código para entrar. Lo raro es que la puerta no me salude para entrar, porque lo normal es que todos los aparatejos por aquí tengan un perfecto japonés (por ejemplo, los ascensores).
Al entrar lo primero es quitarse los zapatos. Cosa normal también en mi casa, pero aquí se diferencia un poco más ya que la zona donde se dejan los zapatos está más baja que el resto del suelo.
El lavabo y la ducha son zonas separadas. La ducha está pensada para que te limpies fuera de la bañera y luego utilices ésta para relajarte. Al menos así lo utilizan los japoneses. En mi caso uso la bañera para ducharme, que para mi es más práctico y rápido. Evidentemente en un onsen, baño público, sí que has de seguir el método local.
El lavabo es normal y la taza del water no es tiene "chorro limpiador" ni "aire" ni borde "calentito" como es la norma aquí. En cambio, el lavabo de donde trabajo sí que tiene todas estas cosillas. La gente no se lleva una novela para leer sino el manual para ver cómo funciona... Ah! Una buena idea: cuando tiras de la cisterna por la parte de arriba sale un chorrito de agua que va al depósito. Así que puedes aprovechar para lavarte las manos y no desperdiciar ese agua!
Una cosa curiosa es que en el lavabo se utilizan unas zapatillas diferentes al resto de la casa. Al principio me olvidaba bastante, pero ahora ya tengo esa costumbre. En sitios públicos, las zapatillas son muy diferentes a las normales para que te des cuenta rápidamente. En un onsen, las zapatillas eran de mujer, así que si te olvidabas se podían reir de ti considerablemente...
La cocina está junto con el comedor. No la he utilizado nunca ya que comer fuera es razonable de precio (hoy he comido por 800 Yenes) y me haría un lío con los productos de aquí.
El dormitorio está muy bien, cama grande (aunque no me hubiera importado tatami y un futón) y una televisión pequeña.
En el balcón está la lavadora y el tendedero. Esto me tiene loco. No consigo hacer una colada decente. El problema sobre todo es hacer que la ropa quede centrifugada. Me sale chorreando... y a ver quién es el listo que descifra los símbolillos raros para que salga bien.
Tal vez lo peor es la maldita bombilla que hay en medio del comedor. No la he roto ya de milagro ya que le he dado incontables cabezazos.
martes, 10 de noviembre de 2009
Tokyo
Ya estoy en Tokyo. Lo primero ha sido dejar los trastos en el Campus de la Universidad de Keio.
Todo el mundo al que le he comentado que voy a esta universidad me ha dicho que es muy prestigiosa (la más, me dicen algunos)... y desde luego lo parece. Las instalaciones son impresionantes... Estoy deseando que me hagan el tour mañana y poder ver cómo trabajan.
Después he ido a Shibuya y he vuelto a redescubrir por qué mi primera elección fue Tokyo. Es impresionante! Tokyo es "la ciudad". Creo que incluso puede llegar a superar New York en cuanto a movimiento y vitalidad.
Para cenar he elegido un restaurante de Ramen donde el prota de Prision Break ha ido alguna vez (hay fotos de él, of course). Luego una partidita a los tambores y finalmente al karaoke! Jeje, al menos esta vez no he tenido que martirizar a nadie con mis alaridos!
Todo el mundo al que le he comentado que voy a esta universidad me ha dicho que es muy prestigiosa (la más, me dicen algunos)... y desde luego lo parece. Las instalaciones son impresionantes... Estoy deseando que me hagan el tour mañana y poder ver cómo trabajan.
Después he ido a Shibuya y he vuelto a redescubrir por qué mi primera elección fue Tokyo. Es impresionante! Tokyo es "la ciudad". Creo que incluso puede llegar a superar New York en cuanto a movimiento y vitalidad.
Para cenar he elegido un restaurante de Ramen donde el prota de Prision Break ha ido alguna vez (hay fotos de él, of course). Luego una partidita a los tambores y finalmente al karaoke! Jeje, al menos esta vez no he tenido que martirizar a nadie con mis alaridos!
martes, 3 de noviembre de 2009
Culture Day, Kurama y Dotonbori
El 3 de Noviembre es el "Culture day" fiesta nacional en Japón. En los colegios se hace algún acto en especial pero lo normal es simplemente no trabajar (que no es poco!).
El día anterior estuve mirando si había algo especial para hacer y encontré un festival en Osaka que parecía interesante. Desgraciadamente la página estaba equivocada y resulta que fue el día 1 (domingo). Tampoco me hubiera servido de nada saberlo porque se canceló por la lluvia (eran unas carrozas que salían en procesión desde un templo).
Finalmente decido ir a Kurama, un pueblecito al norte de Kyoto a una media hora en tren más o menos. La ida pareció más larga porque la hice de pie. Lo cual parece que se está convirtiendo en costumbre...
Utilicé la guía de "Rumbo a Japón" que sigue siendo tan actual como hace seis años (incluso los precios!). El libro propone empezar en un pueblecito anterior (valle de Kibune), subir una montaña sagrada, con algunos templecitos, y luego bajar hasta llegar a Kurama. Dicho y hecho, me puse en camino y pude hacer los 20 minutillos andando al primer templo y luego empezar la ascensión del monte. Hay escaleras en prácticamente todo el camino y la verdad es que fue bastante chulo. El bosque esta lleno de cedros enormes y ya están cambiando los colores. Esto que ocurre cada año en todos los sitios, aquí es motivo de peregrinación a los bosques para disfrutar del cambio de paisaje. Me han comentado que los alrededores de Kyoto se llenan de turistas locales para ver los bosques.
Por cierto, según cuenta el libro, hice la misma ruta que Ushiwakamaru. Según la leyenda, este tipo, que iba para monje, se encontró con un duende narigudo (Tengu) que el enseño a manejar la espada divinamente. Por otra parte, había un tal Benkei que era un famoso monje guerrero. Los monjes en aquella época era guerreos porque sino nadie echaba nada en el cepillo. Total que este monje prometió conseguir 1000 espadas derrotando a todo quisqui con su alabarda (no seais mal pensados) y así contribuir para la reconstrucción de un templo. Así que Bink estuvo tan ricamente derrotando a la gente que pasaba por allí, cuando quiso la mala suerte que al tener ya 999 se encontró con Ushiwakamaru. Y claro, como éste tenía un entrenador cojonudo (el duendecillo) pues esquivó una y otra vez la alabarda del guerrero. Al final éste se cansó tanto que cayó al suelo, le prometió fidelidad eterna y se hizo su más fiel seguidor. Dicen las malas lenguas que también le compró un piso en la Castellana...
Después del camino, con un poco de lluvia y algo de barro (pero sin ser demasiado incómodo), la guía te propone ir a un rotenburo. Un rotenburo es un baño termal exterior, donde además del baño caliente y saludable (por las sales minerales) puedes disfrutar del paisaje natural. Y claro, si la guía propone yo obedezco! :)
Después del ritual de lavarse bien antes de bañarse (porque el baño para los japoneses es un ritual de relajación, no de limpieza) me meto en el agua y disfruto como un enano del calorcito dentro (fuera hace frío!) y contemplo el paisaje. No sé si llegué a entrar en comunión con la naturaleza en este estado (como dice el libro) pero desde luego se estaba la mar de bien. Por cierto, los baños termales en Japón son obligatoriamente nudistas aunque en la inmensa mayoría no son mixtos: mujeres y hombres por separado.
Después de la excursión decidí ir a cenar a Osaka, en concreto a Dotonbori. En esta zona hay multitud de restaurantes donde elegir (pero algo exagerado). Me decidí por algo bien sencillo: un puestecito de Okonomiyaki, que es una masa de verduras, harina, huevo, etc. hecha a la plancha. Sencillo pero muy rico! Y de postre unos pececillos de pasta llenos de chocolate. Hmmmmm!
El día anterior estuve mirando si había algo especial para hacer y encontré un festival en Osaka que parecía interesante. Desgraciadamente la página estaba equivocada y resulta que fue el día 1 (domingo). Tampoco me hubiera servido de nada saberlo porque se canceló por la lluvia (eran unas carrozas que salían en procesión desde un templo).
Finalmente decido ir a Kurama, un pueblecito al norte de Kyoto a una media hora en tren más o menos. La ida pareció más larga porque la hice de pie. Lo cual parece que se está convirtiendo en costumbre...
Utilicé la guía de "Rumbo a Japón" que sigue siendo tan actual como hace seis años (incluso los precios!). El libro propone empezar en un pueblecito anterior (valle de Kibune), subir una montaña sagrada, con algunos templecitos, y luego bajar hasta llegar a Kurama. Dicho y hecho, me puse en camino y pude hacer los 20 minutillos andando al primer templo y luego empezar la ascensión del monte. Hay escaleras en prácticamente todo el camino y la verdad es que fue bastante chulo. El bosque esta lleno de cedros enormes y ya están cambiando los colores. Esto que ocurre cada año en todos los sitios, aquí es motivo de peregrinación a los bosques para disfrutar del cambio de paisaje. Me han comentado que los alrededores de Kyoto se llenan de turistas locales para ver los bosques.
Por cierto, según cuenta el libro, hice la misma ruta que Ushiwakamaru. Según la leyenda, este tipo, que iba para monje, se encontró con un duende narigudo (Tengu) que el enseño a manejar la espada divinamente. Por otra parte, había un tal Benkei que era un famoso monje guerrero. Los monjes en aquella época era guerreos porque sino nadie echaba nada en el cepillo. Total que este monje prometió conseguir 1000 espadas derrotando a todo quisqui con su alabarda (no seais mal pensados) y así contribuir para la reconstrucción de un templo. Así que Bink estuvo tan ricamente derrotando a la gente que pasaba por allí, cuando quiso la mala suerte que al tener ya 999 se encontró con Ushiwakamaru. Y claro, como éste tenía un entrenador cojonudo (el duendecillo) pues esquivó una y otra vez la alabarda del guerrero. Al final éste se cansó tanto que cayó al suelo, le prometió fidelidad eterna y se hizo su más fiel seguidor. Dicen las malas lenguas que también le compró un piso en la Castellana...
Después del camino, con un poco de lluvia y algo de barro (pero sin ser demasiado incómodo), la guía te propone ir a un rotenburo. Un rotenburo es un baño termal exterior, donde además del baño caliente y saludable (por las sales minerales) puedes disfrutar del paisaje natural. Y claro, si la guía propone yo obedezco! :)
Después del ritual de lavarse bien antes de bañarse (porque el baño para los japoneses es un ritual de relajación, no de limpieza) me meto en el agua y disfruto como un enano del calorcito dentro (fuera hace frío!) y contemplo el paisaje. No sé si llegué a entrar en comunión con la naturaleza en este estado (como dice el libro) pero desde luego se estaba la mar de bien. Por cierto, los baños termales en Japón son obligatoriamente nudistas aunque en la inmensa mayoría no son mixtos: mujeres y hombres por separado.
Después de la excursión decidí ir a cenar a Osaka, en concreto a Dotonbori. En esta zona hay multitud de restaurantes donde elegir (pero algo exagerado). Me decidí por algo bien sencillo: un puestecito de Okonomiyaki, que es una masa de verduras, harina, huevo, etc. hecha a la plancha. Sencillo pero muy rico! Y de postre unos pececillos de pasta llenos de chocolate. Hmmmmm!
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