El viernes a la hora de comer fui a dar un paseo rápido por el Campus ya que estaban de preparativos por un festival que realizan anualmente. Durante 3 días (de sábado a lunes, ya que es fiesta nacional) los alumnos venden comida y realizan juegos en casetas que ellos mismos han montado.
Me recorrí rápido el campus y decidí salir ya que vi las montañas al fondo y no parecían lejos. De hecho, en 5 minutos ya estaba al lado y pude visitar un pequeño templo sintoísta. Justo antes de llegar, me sorprendieron los gritos de un japonés que se dirigía a mi. Evidentemente, esto no es muy habitual, así que tenía mucha curiosidad por ver que quería... Después de preguntarme lo típico: de donde era, qué hago aquí, etc. me empieza a sacar panfletos de colores y con imágenes que me resultan familiares... Era un testigo de Jehová! Como le dije que ya conocía el tema (tengo familia que pertenecen a esta comunidad desde hace muchos años), se fue rápidamente. Pero no pude evitar sonreír camino al templo.
El templo no era gran cosa, pero me gustó descubrir uno así por casualidad. Desafortunadamente no tenía buen ángulo para hacer una foto de los bosques para registrar los colores del otoño. Eso sí, desde el templo empezaba un pequeño camino misterioso que se adentraba en lo profundo del bosque y que tal vez condujera a la guarida de Totoro! :)
Por la noche, fui al bar habitual para hacer una cerveza. Allí conocí a Mark, un profesor de la universidad que lleva 14 años viviendo en Kyoto (a las afueras, realmente). Sabe mucho de cerveza y está escribiendo un libro sobre las de Japón (donde desde hace no muchos años las microcervecerías pueden producir cerveza artesana). También se unió a nosotros el jefe del local y me presentó a su mujer y a una ronda de chupitos gratis. Mark además, nos invitó a una cerveza belga (tipo lambic) muy buena... no tan ácida como la Cantillon pero igual de sabrosa.
Al despedirnos, el jefe de local, un irlandés orondo y simpático me dio un abrazo y dos besos! Supongo que me vio falto de cariño! :)
En cuanto al festival y su preparación, me resultó curioso ver que era más fácil ver chicas aporreando con los martillos que chicos! Algunas de las casetas están muy bien montadas (para estar hechas en un día), con bancos, barras y con reservados para comer o tomar bebidas.
El sábado me fui al campus para ver como las casetas cobraban vida. Qué curioso! Desde que entras todos intentan vender su comida. Gritan, anuncian, te persiguen! Desde churros, sopa, tacos, creppes hasta yakisoba, puedes encontrar de todo... Hay un bar, por ejemplo, donde las chicas están vestidas de policía (en plan sugerente). Otro donde la camarera es un chico (vestido como una sirvienta, con cofia y todo!).
Los más populares son los de creppes y los de buñuelos de pulpo (takoyaki). He probado la comida de varias casetas, y pese a que, evidentemente son aficionados, la comida es razonable.
En el escenario había un concurso donde 6 presentadores hacían el payaso y la gente interaccionaba mucho (saliendo al escenario a hacer juegos). Realmente currado!
Después actuaban muchos grupos bailando, pero empezó a llover bastante y ha hacer mucho frío. Como no estaba preparado para ello me fui a casa antes de pillar un buen resfriado. Sólo comentar que los vi ensayando y eran realmente buenos!
Como curiosidad, sólo se sirve alcohol a partir de las 4 de la tarde. La gente se lo pasa bien y no arma barullo (aunque no los he visto después de esta hora!)
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