domingo, 22 de noviembre de 2009

Festival

El viernes a la hora de comer fui a dar un paseo rápido por el Campus ya que estaban de preparativos por un festival que realizan anualmente. Durante 3 días (de sábado a lunes, ya que es fiesta nacional) los alumnos venden comida y realizan juegos en casetas que ellos mismos han montado.

Me recorrí rápido el campus y decidí salir ya que vi las montañas al fondo y no parecían lejos. De hecho, en 5 minutos ya estaba al lado y pude visitar un pequeño templo sintoísta. Justo antes de llegar, me sorprendieron los gritos de un japonés que se dirigía a mi. Evidentemente, esto no es muy habitual, así que tenía mucha curiosidad por ver que quería... Después de preguntarme lo típico: de donde era, qué hago aquí, etc. me empieza a sacar panfletos de colores y con imágenes que me resultan familiares... Era un testigo de Jehová! Como le dije que ya conocía el tema (tengo familia que pertenecen a esta comunidad desde hace muchos años), se fue rápidamente. Pero no pude evitar sonreír camino al templo.

El templo no era gran cosa, pero me gustó descubrir uno así por casualidad. Desafortunadamente no tenía buen ángulo para hacer una foto de los bosques para registrar los colores del otoño. Eso sí, desde el templo empezaba un pequeño camino misterioso que se adentraba en lo profundo del bosque y que tal vez condujera a la guarida de Totoro! :)

Por la noche, fui al bar habitual para hacer una cerveza. Allí conocí a Mark, un profesor de la universidad que lleva 14 años viviendo en Kyoto (a las afueras, realmente). Sabe mucho de cerveza y está escribiendo un libro sobre las de Japón (donde desde hace no muchos años las microcervecerías pueden producir cerveza artesana). También se unió a nosotros el jefe del local y me presentó a su mujer y a una ronda de chupitos gratis. Mark además, nos invitó a una cerveza belga (tipo lambic) muy buena... no tan ácida como la Cantillon pero igual de sabrosa.
Al despedirnos, el jefe de local, un irlandés orondo y simpático me dio un abrazo y dos besos! Supongo que me vio falto de cariño! :)

En cuanto al festival y su preparación, me resultó curioso ver que era más fácil ver chicas aporreando con los martillos que chicos! Algunas de las casetas están muy bien montadas (para estar hechas en un día), con bancos, barras y con reservados para comer o tomar bebidas.

El sábado me fui al campus para ver como las casetas cobraban vida. Qué curioso! Desde que entras todos intentan vender su comida. Gritan, anuncian, te persiguen! Desde churros, sopa, tacos, creppes hasta yakisoba, puedes encontrar de todo... Hay un bar, por ejemplo, donde las chicas están vestidas de policía (en plan sugerente). Otro donde la camarera es un chico (vestido como una sirvienta, con cofia y todo!).

Los más populares son los de creppes y los de buñuelos de pulpo (takoyaki). He probado la comida de varias casetas, y pese a que, evidentemente son aficionados, la comida es razonable.

En el escenario había un concurso donde 6 presentadores hacían el payaso y la gente interaccionaba mucho (saliendo al escenario a hacer juegos). Realmente currado!

Después actuaban muchos grupos bailando, pero empezó a llover bastante y ha hacer mucho frío. Como no estaba preparado para ello me fui a casa antes de pillar un buen resfriado. Sólo comentar que los vi ensayando y eran realmente buenos!

Como curiosidad, sólo se sirve alcohol a partir de las 4 de la tarde. La gente se lo pasa bien y no arma barullo (aunque no los he visto después de esta hora!)

jueves, 19 de noviembre de 2009

Arashiyama

Hoy no tenía programada ninguna reunión ni entrevista así que he ido a visitar Arashiyama. Este pequeño pueblo está al oeste de Kyoto y se llega en escasos 25 minutos.

Cuando he llegado lo primero ha sido coger el llamado "romantic train". Básicamente un tren que hace un recorrido muy corto pero con unas vistas impresionantes de los valles y el río. Creo que en verano es descubierto para mayor disfrute del personal.

En la taquilla he comprado los billetes de ida y vuelta, pero cuando he ido al otro mostrador para comprar los tickets del bote (lo explico luego), me han dicho que el de vuelta no es necesario... Así que otra vez a la taquilla y a intentar recuperar el dinero (600 nada despreciables yenes). No ha habido problema aunque debido a la cantidad de gente había he utilizado la táctica de "uy! soy un pobre extranjero que no se entera! la cola esta no es para mi, verdad?". Mientras esperaba en la estación me he comido un Doraemon... qué bueno!

Después del trayecto en tren (con "performance" incluida, un tipo disfrazado con una máscara paseando por el tren), tocaba coger un autobús que me llevara al embarcadero...

Allí nos esperaban los botes para bajar por el rio! Ha sido muy chulo, porque el río transcurre entre montañas cuyos bosques están cambiando de color. Y qué colores!!! Estoy seguro que las fotos no pueden ni de lejos reflejar lo que he visto. De hecho, creo que a partir de ahora voy a recomendar otoño para visitar Japón.

Cuando la barca hacía un poco el loco, el tipo que iba delante dirigiendo daba un salto espectacular y acababa con los brazos extendidos hacia arriba y con el palo para dirigir entre ellas. Al estilo "Son goku"! De hecho, es lo que han dicho las simpáticas japonesas que tenía al lado.

De vuelta a Arashiyama, he ido a ver un templo, o mejor dicho, su jardín y un poco del bosque de bambús. Por cierto, me han hecho la típica entrevista de alumnos de secundaria para practicar inglés (foto incluída). Me han hecho una pregunta sobre cultura japonesa y he acertado! La respuesta era "tatami"!

Todo muy chulo, pero había hambre, así que de vuelta a Kyoto (donde he aprovechado para echar una cabezadita al estilo japonés en el tren) y menú de tenpura (sí, lo he escrito bien) y soba (fideos de arroz).

lunes, 16 de noviembre de 2009

El apartamento

El apartamento que alquilé está en Kyoto, más bien hacia el norte donde se bifurca (o se juntan) dos ríos. Es pequeño pero bastante práctico.

Para empezar está en la planta 5 (5F). Eso sería un cuarto piso para nosotros ya que en Japón la planta 1 (1F) sería nuestra planta baja. No hay ascensor, así que me lo paso como un enano subiendo y bajando por las escaleras cada día.

La puerta de entrada no tiene llave si no que pulso un código para entrar. Lo raro es que la puerta no me salude para entrar, porque lo normal es que todos los aparatejos por aquí tengan un perfecto japonés (por ejemplo, los ascensores).

Al entrar lo primero es quitarse los zapatos. Cosa normal también en mi casa, pero aquí se diferencia un poco más ya que la zona donde se dejan los zapatos está más baja que el resto del suelo.

El lavabo y la ducha son zonas separadas. La ducha está pensada para que te limpies fuera de la bañera y luego utilices ésta para relajarte. Al menos así lo utilizan los japoneses. En mi caso uso la bañera para ducharme, que para mi es más práctico y rápido. Evidentemente en un onsen, baño público, sí que has de seguir el método local.

El lavabo es normal y la taza del water no es tiene "chorro limpiador" ni "aire" ni borde "calentito" como es la norma aquí. En cambio, el lavabo de donde trabajo sí que tiene todas estas cosillas. La gente no se lleva una novela para leer sino el manual para ver cómo funciona... Ah! Una buena idea: cuando tiras de la cisterna por la parte de arriba sale un chorrito de agua que va al depósito. Así que puedes aprovechar para lavarte las manos y no desperdiciar ese agua!

Una cosa curiosa es que en el lavabo se utilizan unas zapatillas diferentes al resto de la casa. Al principio me olvidaba bastante, pero ahora ya tengo esa costumbre. En sitios públicos, las zapatillas son muy diferentes a las normales para que te des cuenta rápidamente. En un onsen, las zapatillas eran de mujer, así que si te olvidabas se podían reir de ti considerablemente...

La cocina está junto con el comedor. No la he utilizado nunca ya que comer fuera es razonable de precio (hoy he comido por 800 Yenes) y me haría un lío con los productos de aquí.

El dormitorio está muy bien, cama grande (aunque no me hubiera importado tatami y un futón) y una televisión pequeña.

En el balcón está la lavadora y el tendedero. Esto me tiene loco. No consigo hacer una colada decente. El problema sobre todo es hacer que la ropa quede centrifugada. Me sale chorreando... y a ver quién es el listo que descifra los símbolillos raros para que salga bien.

Tal vez lo peor es la maldita bombilla que hay en medio del comedor. No la he roto ya de milagro ya que le he dado incontables cabezazos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Tokyo

Ya estoy en Tokyo. Lo primero ha sido dejar los trastos en el Campus de la Universidad de Keio.

Todo el mundo al que le he comentado que voy a esta universidad me ha dicho que es muy prestigiosa (la más, me dicen algunos)... y desde luego lo parece. Las instalaciones son impresionantes... Estoy deseando que me hagan el tour mañana y poder ver cómo trabajan.

Después he ido a Shibuya y he vuelto a redescubrir por qué mi primera elección fue Tokyo. Es impresionante! Tokyo es "la ciudad". Creo que incluso puede llegar a superar New York en cuanto a movimiento y vitalidad.

Para cenar he elegido un restaurante de Ramen donde el prota de Prision Break ha ido alguna vez (hay fotos de él, of course). Luego una partidita a los tambores y finalmente al karaoke! Jeje, al menos esta vez no he tenido que martirizar a nadie con mis alaridos!

martes, 3 de noviembre de 2009

Culture Day, Kurama y Dotonbori

El 3 de Noviembre es el "Culture day" fiesta nacional en Japón. En los colegios se hace algún acto en especial pero lo normal es simplemente no trabajar (que no es poco!).

El día anterior estuve mirando si había algo especial para hacer y encontré un festival en Osaka que parecía interesante. Desgraciadamente la página estaba equivocada y resulta que fue el día 1 (domingo). Tampoco me hubiera servido de nada saberlo porque se canceló por la lluvia (eran unas carrozas que salían en procesión desde un templo).

Finalmente decido ir a Kurama, un pueblecito al norte de Kyoto a una media hora en tren más o menos. La ida pareció más larga porque la hice de pie. Lo cual parece que se está convirtiendo en costumbre...

Utilicé la guía de "Rumbo a Japón" que sigue siendo tan actual como hace seis años (incluso los precios!). El libro propone empezar en un pueblecito anterior (valle de Kibune), subir una montaña sagrada, con algunos templecitos, y luego bajar hasta llegar a Kurama. Dicho y hecho, me puse en camino y pude hacer los 20 minutillos andando al primer templo y luego empezar la ascensión del monte. Hay escaleras en prácticamente todo el camino y la verdad es que fue bastante chulo. El bosque esta lleno de cedros enormes y ya están cambiando los colores. Esto que ocurre cada año en todos los sitios, aquí es motivo de peregrinación a los bosques para disfrutar del cambio de paisaje. Me han comentado que los alrededores de Kyoto se llenan de turistas locales para ver los bosques.

Por cierto, según cuenta el libro, hice la misma ruta que Ushiwakamaru. Según la leyenda, este tipo, que iba para monje, se encontró con un duende narigudo (Tengu) que el enseño a manejar la espada divinamente. Por otra parte, había un tal Benkei que era un famoso monje guerrero. Los monjes en aquella época era guerreos porque sino nadie echaba nada en el cepillo. Total que este monje prometió conseguir 1000 espadas derrotando a todo quisqui con su alabarda (no seais mal pensados) y así contribuir para la reconstrucción de un templo. Así que Bink estuvo tan ricamente derrotando a la gente que pasaba por allí, cuando quiso la mala suerte que al tener ya 999 se encontró con Ushiwakamaru. Y claro, como éste tenía un entrenador cojonudo (el duendecillo) pues esquivó una y otra vez la alabarda del guerrero. Al final éste se cansó tanto que cayó al suelo, le prometió fidelidad eterna y se hizo su más fiel seguidor. Dicen las malas lenguas que también le compró un piso en la Castellana...

Después del camino, con un poco de lluvia y algo de barro (pero sin ser demasiado incómodo), la guía te propone ir a un rotenburo. Un rotenburo es un baño termal exterior, donde además del baño caliente y saludable (por las sales minerales) puedes disfrutar del paisaje natural. Y claro, si la guía propone yo obedezco! :)

Después del ritual de lavarse bien antes de bañarse (porque el baño para los japoneses es un ritual de relajación, no de limpieza) me meto en el agua y disfruto como un enano del calorcito dentro (fuera hace frío!) y contemplo el paisaje. No sé si llegué a entrar en comunión con la naturaleza en este estado (como dice el libro) pero desde luego se estaba la mar de bien. Por cierto, los baños termales en Japón son obligatoriamente nudistas aunque en la inmensa mayoría no son mixtos: mujeres y hombres por separado.

Después de la excursión decidí ir a cenar a Osaka, en concreto a Dotonbori. En esta zona hay multitud de restaurantes donde elegir (pero algo exagerado). Me decidí por algo bien sencillo: un puestecito de Okonomiyaki, que es una masa de verduras, harina, huevo, etc. hecha a la plancha. Sencillo pero muy rico! Y de postre unos pececillos de pasta llenos de chocolate. Hmmmmm!





lunes, 2 de noviembre de 2009

Primer día en la escuela

Hoy ha sido el primer día en el Kyoto Institute of Technology (KIT). Lo he encontrado fácilmente aunque estaba más lejos de lo que pensaba desde la parada de autobús. Llovía un poco y el día estaba tristón, vaya cambio respecto al sábado!

Me han hecho pasar a una sala de espera del departamento de relaciones internacionales porque todavía faltaba un poco para que el profesor responsable de mi investigación llegara (es el jefe del departamento docente de informática).

Cuando estaba absorto leyendo una documentación ha entrada una chica (no japonesa), me ha preguntado si podía cerrar la puerta, se ha puesto a rezar y se ha ido...

Después de un rato me han presentado al jefe (que me ha hablado un poco en castellano!) y luego me ha presentado a algunas de las personas que trabajan con él. Uno de los profes que me ha presentado me ha hecho un pequeño tour por el campus y me han enseñado el centro de cálculo de la universidad. Habrá que volver con más calma...

Luego he ido a comer a la cafetería del campus (por 350 Yenes!) y he estado un ratillo más intentando que funcionara la wireless y demás.

Finalmente el jefe me ha llevado en coche a un hotel de lujo en medio de la montaña y me ha invitado a un café (950 Yenes por un capuccino! que ha pagado él...). Allí me ha explicado un montón de cosas sobre Japón, todo muy interesante!

Una vez hemos regresado me he ido al apartamento y he estado buscando un sitio para tomar una cervecita.

Pues lo encontré aunque no fue fácil! :) En una 8a planta ni más ni menos. Allí he podido probar cerveza local (IPA, brown ale) y conversar con un turista de Nueva Zelanda (David) y con el camarero. Lo curioso ha sido cuando ha entrado a trabajar otra camarera y después de un rato de estar por allí se dirige a mi en perfecto castellano... Resulta que la chica era mexicana! Sus rasgos son totalmente orientales porque su madre es japonesa. Parece que si quieres practicar japonés Kyoto no es el sitio adecuado! :)

PS. El día no ha sido muy dado a hacer fotos así que pongo una de días anteriores.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Kyotando bajo la lluvia

Por la mañana ha hecho un sol espléndido y he podido disfrutar del primer templo que he visitado, al lado de un bonito paseo rodeado de árboles. La gente paseaba tranquilamente con la familia o dibujaba el paisaje.

En el templo shinto, bonito pero similar a los que se pueden ver en otras partes, estaba lleno de niños vestidos a la manera tradicional. En la entrada se hacían la foto de rigor... muy profesional, podían estar como media hora hasta conseguir que el niño posara con la sonrisa y pose adecuada utilizando varios muñecos picazzu y dos ayudantes!

Cuando he acabado de ver este templo el día se ha torcido y ha empezado a llover. A partir de ese momento no ha parado. Me he comprado un paraguas por 300 Yenes (transparente...) y a tirar millas.

Luego he ido al Kinkakuji, el templo dorado. No me canso de verlo. Un monje quiso quemarlo hace años porque no pudo soportar tanta belleza. Desde luego, no le falta razón. No suelo escuchar música con auriculares, pero la ocasión lo merecía y he hecho todo el recorrido de la mano (espiritual) de Camarón. :) Curiosa experiencia.

Después de un breve paseo he parado para dar buena cuenta de un plato de Udon (fideos gordos de arroz). Brutal!

Ya que estaba cerca me apetecía ver el Ryoanji, el famoso jardín de piedras zen. No ha podido ser más acertada la decisión ya que, además de disfrutar de las extrañas piedras he conocido a un simpático japonés que hablaba italiano! Yo le hablaba en castellano, el en italiano y cuando no nos entendíamos pasábamos al japonés o inglés. Tóma ya Babel!

Me ha explicado que se iba a otro templo (Daikakuji) a hacer meditación (zazen). Evidentemente me he apuntado y nos hemos ido para allá. La experiencia ha sido muy curiosa. Entramos en una sala con tatami y nos sentamos en la posición del loto (o medio loto). En mi caso, ha sido cuarto de loto, pero es lo que hay... Las manos en una posición concreta en la boca del estómago. Espalda recta y mirando a un punto indefinido del suelo en 45 grados. Y así una hora... Además el monje va pasando uno a uno y con una vara ancha te da cuatro veces en la espalda (una vez lo has saludado y te quedas inclinado, luego lo saludas otra vez y le das las gracias por pegarte).

Y encima pagas la experiencia! Bueno, no es tan malo como parece, lo peor es aguantar la posición (no tengo mucha flexivilidad). Los bastonazos suenan mucho pero no duelen demasiado. Y fuera lloviendo... algo para recordar!

Después de dos rondas hemos pasado a otra habitación y nos han servido té verde y una pasta (muuuuuuy bueno todo!!!). El monje conversado con todos y parecía gracioso porque todo el mundo reía mucho. También ha preguntado de dónde era cada uno y cuando he dicho Barcelona todo eran "ooooh sugoi" (que guay!).

Ah! Antes de pasar a meditar, un monje más mayor me ha firmado un autógrafo (parece que es famoso, he visto que vendía varios libros) y el tío se ha puesto a hablarme en castellano y me ha cantado el "caaaanta y no llooores"...

Después, ya oscuro pese a ser sólo las 6, hemos cogido el autobús para ir a Kawamarachi y comer en uno de sus miles de restaurantes. Mi amigo italo-japonés ha elegido uno de ramen, así que por 880 Yenes hemos cenado cosa fina. La camarera ha estado hablando conmigo en inglés, muy simpática!