Niagara

Hoy hemos madrugado porque nos recogían a las 6:30 para ir al aeropuerto. Un breve paseo en furgoneta pasando por Queens y llegamos a la Terminal 5 (con conexión Wifi gratuita!). Después del control al estilo americano: zapatos fuera, cinturón, pantalones y hasta ropa interior, nos hemos zampado unos bocatas del país con limonada (Justi con zumito de naranja).

El trayecto en el avión se ha hecho corto, sólo hora y media hasta Buffalo. Una vez hemos llegado nos ha recibido el guía: Giuseppe, hablando un perfecto inglés y un razonable castellano (además de italiano, of course!). Lo malo de estas excursiones organizadas es el efecto borreguero, es cómodo que te organicen las cosas pero odio la sensación. En el autobús hemos podido ver desde lejos la neblina que producía la catarata. Acojonaba!

Por cierto, para los despistados, las cataratas del Niagara son como la de Sant Miquel del Fai pero a lo bestia... Si no has estado, ya tardas!

El plan era empezar por la parte canadiense, así que lo primero ha sido pasar el control de pasaporte. Hemos visitado Canada! :)

Aunque hemos visto de pasada la catara más pequeña: el velo de la novia, hemos parado directamente en la más potente: Niagara canadiense. Impresionante, no es posible describir lo que se siente al ver una maravilla así, incluso las fotos no hacen justicia. Lo único que lo ensombrece es la horda de turistas (como nosotros) que manchan el impresionante decorado.

Bueno, también molesta que vayamos a toque de silvato y sólo nos dejen 40 minutos para hacer fotos. Justi se ha quedado de ello con razón y eso que todavía no sabía que...

La siguiente parada era en la tienda de souvenirs durante 30 minutos! Qué sería lo siguiente? Nos intentaran vender colchones de latex o apartamentos multipropiedad? Aprovechamos para salir y hacer fotos desde otro ángulo...

Tercera parada para comer en el bufet libre de un hotel con vistas a las cataratas. Me cobran $9 por una mala cerveza canadiense pero el pastel de chocolate merece la pena aunque Justi se lo pierde porque prefiere hacer fotos desde un balcón (el de limón tampoco está mal...)

La cuarta parada es la más espectacular: ver las cataratas desde el propio río. El paseo de 20 minutos se llama Maid of the mist, y es brutal. Eso sí, te mojas incluso utilizando el chubasquero de usar y tirar que nos dan. De nuevo, las vistas nos sobrecogen.

En la salida, Justi se pone a hablar con unas japonesas que habíamos visto. Dos hermanas y una amiga que están viviendo en LA y NY durante unos meses para aprender inglés. Muy simpáticas!

Después regresamos a USA (con el consiguiente control de pasaporte) y paramos para ver el mucho menos espectacular lado americano.

Otra parada más para ver el whirlpool, un remolino gigante que se forma en la salida de la catarata. Muy chulo, aunque ya empezábamos a estar cansado de tantas paraditas.

No querías caldo? Pues dos tazas! Así que hacemos Una más para café, lavabo y souvenirs. Nos quedamos en el autobús mirando como salen los helicopteros de paseo que tenemos justo al lado.

Cuando llegamos al aeropuerto, malas noticias: hay retrasos por mal tiempo en NY. Después de 2 horas esperando finalmente hemos llegado a NY. Cansados pero contentos! :)